Trufas de Whisky y Tomillo Limón

La combinación de whisky y tomillo limón es una de las numerosas pruebas que suelo hacer en mi cocina y cuando la combine con chocolate me encanto su sabor, así que decidí preparar estas estupendas trufas.

El tomillo limón es una hierba aromática que desprende un fuerte aroma a limón, con mucha más intensidad justo antes de la floración y da la casualidad que las que yo tengo en casa están a punto de empezar la floración, así que no podía dejar pasar la oportunidad utilizarlo en alguna receta.

Ingredientes

95 gr de nata, 12 gr de azúcar invertido, 225 gr de chocolate negro 70%, 150 gr de chocolate con leche, 40 gr de whisky, 5 gr de tomillo limón, 100 gr de chocolate negro 70% para bañar las trufas y cacao en polvo para rebozar.

Elaboración

Empezaremos infusionando la nata con el tomillo limón, para ello calentamos la nata junto con el azúcar invertido en un cazo,  cuando empiece a hervir apartamos del fuego y añadimos el tomillo limón, tapamos y dejamos infusionar unos 30 minutos.

Colamos y calentamos la nata infusionada hasta los 90ºC y escaldamos con ella las coberturas de chocolate (previamente troceadas), removemos bien y emulsionamos con el túrmix. Cuando este a unos 40ºC, añadimos el whisky y volvemos a emulsionar con el túrmix. Tapamos el recipiente con film y dejamos reposar en la nevera durante 12 horas.

Empezamos a formar bolas con las manos y las vamos depositando en una bandeja. Metemos la bandeja en la nevera y preparamos el baño de chocolate.

Fundimos la cobertura negra a 50ºC y la atemperamos, vertemos tres cuartas partes del total sobre un mármol frío hasta que alcance los 27ºC de temperatura de descenso, removiendo con la espátula para acelerar el proceso, unimos con el resto de cobertura para que alcance los 31ºC de temperatura de templado.

Sacamos las trufas de la nevera y las vamos bañando en el chocolate con ayuda de dos tenedores. Vamos depositando las trufas bañadas sobre una rejilla y dejamos que se endurezcan.

Ya solo queda rebozarlas en cacao y listas para comer. Teniendo en cuenta el calor que hace es mejor guardarlas en un recipiente en la nevera y sacarlas unos minutos antes de degustarlas para que cojan algo de temperatura.