El origen de las nueces de Macadamia proviene de
Australia, estas nueces son el fruto de los árboles “Macadamia tetraphylla y
Macadamia integrifolia” que son las
únicas dos especies que son comestibles, hay cinco especies mas pero se
consideran venenosas porque contienen glucósidos cianogénicos.
Las nueces de Macadamia, tienen una textura suave y
un delicado sabor y aunque su precio es
algo elevado vale la pena probarlas y que mejor manera que en un pan. Para
hacer este pan de ciruelas y nueces de
Macadamia he utilizado la misma receta del pan de arándanos rojos y avellanas
que hice hace poco, cambiando los arándanos por ciruelas y las avellanas por
nueces de Macadamia.
También he añadido un poco de malta tostada a la
masa para realzar el sabor del pan y darle un poco de color.
Ingredientes
Para
macerar las ciruelas
250 gr de ciruelas secas, 150 ml de agua, 50 ml de
ron.
Para
la masa
250 gr de harina de fuerza, 100 gr de harina
integral de fuerza, 150 gr de harina de centeno, 8 gr de sal marina fina, 200
gr de ciruelas maceradas y escurridas, 150 ml del liquido de macerar las
ciruelas y el agua necesaria hasta completar el peso indicado, 30 ml de ron,
100 ml de agua tibia, 6 gr de levadura fresca, 200 gr de masa madre liquida de
centeno, 75 gr de nueces de Macadamia troceadas y media cucharadita de malta
tostada.
Elaboración
Primero de todo hay que macerar las ciruelas, para
ello las colocamos en una olla con el agua y el ron, llevamos a ebullición y
cuando empiece a hervir retiramos del fuego, tapamos y dejamos que se enfríe.
Dejamos macerando toda la noche a temperatura ambiente.
Cogemos un bol amplio y mezclamos las harinas y la
sal, en otro bol mezclamos las ciruelas (previamente troceadas) con el líquido
de macerarlas, el agua, el ron, la levadura desmenuzada y la masa madre de
centeno.
Mezclamos este líquido con las harinas, mezclamos
bien hasta conseguir formar una bola. Ahora volcamos sobre la mesa sin
enharinar y empezamos a trabajar
la masa, la idea consiste en estirarla para incorporar el máximo aire posible.
La trabajamos
deslizando los dedos por debajo, con los pulgares por encima, la llevamos hacia
arriba y luego la dejamos caer lejos de nosotros, sobre la superficie de
trabajo (estará demasiado pegajosa para levantarla), estiramos la parte anterior
de la masa mientras la dirigimos hacia nosotros, luego la llevamos hacia atrás
sobre si misma formando un arco, la estiramos hacia adelante y hacia el lado y
la escondemos hacia abajo por los extremos.
Repetimos esta operación durante unos 10 minutos aproximadamente. A medida
que la vamos trabajando, la masa empezará a unirse y la sentiremos viva y
elástica en nuestras manos.
Cuando notemos que la masa esta empezando a volverse mas sedosa y fina es
el momento de estirarla un poco e introducir las nueces de
Macadamia troceadas en su
interior, cerramos la masa y continuamos trabajándola hasta que se integren completamente las nueces
de Macadamia y la masa se separe limpiamente de la superficie de trabajo.
Ahora procederemos a “plegar” la masa, se trata de estirar la masa sobre la
mesa, darle forma rectangular con mucha delicadeza y plegarla sobre si misma en
tres partes, primero en una dirección y luego en la otra.
Al estirar suavemente la masa de esta manera se alargan las burbujas
formadas en la fermentación y cambian las propiedades de las masas dotadas de
un alto contenido de agua, la tensión superficial que crea cada burbuja hace
que la masa permanezca erguida en lugar de desparramarse por la mesa.
Preparamos una bandeja y ponemos una capa fina de aceite, colocamos la masa
encima con el pliegue hacia abajo y cubrimos con un trapo. Dejamos fermentar en
un lugar cálido a unos 24-25º C y resguardado de las corrientes de aire.
Al cabo de 30 minutos volvemos a plegar la masa como hicimos antes y volvemos
a dejar fermentar cubierta con un trapo. Al cabo de 60 minutos repetimos la
operación, dejamos reposar cubierta con un trapo y al cabo de 90 minutos
volcamos sobre la mesa ligeramente enharinada y dividimos la masa en dos
piezas.
Ahora formaremos dos “batards”, para ello primero formamos dos bolas
tensando bien la superficie, cubrimos con un trapo y las dejamos reposar 10
minutos. Con esto conseguimos una primera forma ordenada y homogénea y ayuda a
que la forma final sea simétrica.
Estiramos y aplanamos la masa hasta hacer una torta gruesa redondeada,
imaginaremos que la pieza tiene cuatro lados curvos, tomamos los dos lados mas
alegados de nosotros y los plegamos hacia el centro presionando bien para que
queden sellados, ahora tomamos la punta que ha resultado de los pliegues
anteriores y la plegamos hacia el centro presionando para que quede bien
sellada.
Giramos la masa 180ºC y repetimos los pliegues anteriores en este lado.
Ahora plegamos la masa hacia nosotros de manera uniforme y sellamos ambos lados
con la base de la palma de la mano. Hacemos rodar la masa hacia delante y hacia
atrás, presionando levemente hacia abajo para conseguir expulsar por los
extremos el aire que haya quedado atrapado en el pliegue.
Ahora enharinamos dos paños de lino con harina de centeno y forramos con
ellos dos moldes de metal alargados de 20x10 cm, nos servirán de cestos de
fermentación, colocamos las dos piezas sobre los paños con la unión hacia
arriba, tapamos con un trapo húmedo y dejamos fermentar hasta que casi hayan
doblado su volumen.
Precalentamos el horno a 210ºC. Cubrimos una bandeja con papel sulfurizado
y espolvoreamos un poco de sémola o harina, volcamos los panes con delicadeza
dejando un espacio en medio de la bandeja para colocar uno de los moldes lleno
de agua caliente para que nos ayude a crear vapor en el interior del horno,
hacemos un corte longitudinal a lo largo de cada pieza con un cuchillo bien
afilado, pulverizamos un poco de agua sobre los panes, abrimos el horno y
pulverizamos agua sobre las paredes y metemos la bandeja. Horneamos durante 55
minutos, hasta que el pan alcance un bonito tono marrón y suene a hueco al
golpearlo con los nudillos en la base. Dejamos enfriar completamente sobre una
rejilla para que circule bien el aire por debajo.
En los panes con masa madre es aconsejable dejarlos al menos 4 horas sin
abrirlos para que la miga se asiente bien.
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