Estos panecillos de tomillo y limón confitado son
una propuesta de Alejandro, del blog Tomillo Limonero, hace poco me comento que
los había probado en una panadería de su barrio y que le gustaron mucho. Así
que me dijo que porque no intentaba hacerlos en casa y aquí está el resultado,
no sé si serán como los de su barrio, pero os aseguro que estos están
deliciosos.
Ingredientes
500 gr de harina de fuerza, 10 gr de sal, 350 gr de
agua, 10 gr de levadura fresca, la piel confitada de 2 limones y un buen manojo
de tomillo fresco.
Para
confitar los limones
450 gr de azúcar, 225 gr de agua, la piel de 2
limones.
Elaboración
Empezaremos haciendo
una infusión con el tomillo, ponemos a calentar 400 gr de agua hasta que hierva
(es mejor poner un poco más de agua porque siempre se evapora un poco al hacer
la infusión), retiramos del fuego, añadimos el tomillo, tapamos y dejamos
infusionar hasta que se enfríe por completo.
Mientras vamos confitando los limones, para ello
lavamos bien los limones y los pelamos en tiras finas con ayuda de un pelador
de cítricos, escaldamos las pieles en agua hirviendo durante 5 minutos y desechamos ese agua (este ligero escaldado
es para eliminar cualquier posible amargor que nos pueda dar la cascara y de
paso eliminar cualquier posible rastro de pesticidas y demás).
Ahora ponemos el azúcar y el agua en un cazo y
llevamos a ebullición, cuando empiece a disolverse el azúcar introducimos las
pieles de limón y bajamos el fuego al mínimo. Dejamos que se confiten durante 1
hora y media y escurrimos las pieles con ayuda de un colador, extendemos las
pieles sobre una bandeja de horno y las ponemos a secar a baja temperatura,
unos 60ºC aproximadamente. Dejamos enfriar.
En un bol amplio mezclamos la harina y la sal,
colamos la infusión de tomillo y desmenuzamos la levadura en ella, mezclamos
bien y se lo añadimos al bol, junto con las pieles de limón cortadas en dados
pequeños. Mezclamos bien con las manos hasta que se unan todos los ingredientes
y nos quede una masa homogénea. Tapamos con un trapo húmedo y dejamos reposar
10 minutos.
Amasamos ligeramente en la mesa untada con un poco
de aceite para que no se pegue, dejamos reposar otros 15 minutos y volvemos a
amasar ligeramente. Repetimos esta
operación dos veces más, hasta conseguir una masa lisa y homogénea.
Volcamos la masa sobre la mesa ligeramente
enharinada y la dividimos en porciones de 130 gr, para poder formar los
panecillos. Para ello, haremos siete
“batards”, primero formamos siete bolas tensando bien la superficie, cubrimos
con un trapo y las dejamos reposar 10 minutos. Con esto conseguimos una primera
forma ordenada y homogénea y ayuda a que la forma final sea simétrica.
Cogemos una bola y la estiramos y aplanamos hasta
hacer una torta gruesa redondeada, imaginaremos que la pieza tiene cuatro lados
curvos, tomamos los dos lados más alejados de nosotros y los plegamos hacia el
centro presionando bien para que queden sellados, ahora tomamos la punta que ha
resultado de los pliegues anteriores y la plegamos hacia el centro presionando
para que quede bien sellada.
Giramos la masa 180ºC y repetimos los pliegues
anteriores en este lado. Ahora plegamos la masa hacia nosotros de manera
uniforme y sellamos ambos lados con la base de la palma de la mano. Hacemos
rodar la masa hacia delante y hacia atrás, presionando levemente hacia abajo
para conseguir expulsar por los extremos el aire que haya quedado atrapado en
el pliegue. Repetimos esta operación con las demás bolas y las vamos
depositando sobre una bandeja de horno cubierta con papel sulfurizado. Tapamos
con un trapo húmedo y dejamos fermentar hasta que casi hayan doblado su volumen,
1 hora y media aproximadamente.
Precalentamos el horno a 220ºC. Preparamos una olla
llena de agua caliente para que nos ayude a crear vapor en el interior del
horno, hacemos unos cortes a las piezas
con una cuchilla, pulverizamos un poco de agua sobre los panes y espolvoreamos
un poco de tomillo seco y unas escamas de sal Maldon, abrimos el horno y
pulverizamos agua sobre las paredes y metemos la bandeja.
Horneamos durante 15-20 minutos, hasta que los
panecillos alcancen un ligero tono marrón y suenen a hueco al golpearlos con
los nudillos en la base. Dejamos enfriar completamente sobre una rejilla para
que circule bien el aire por debajo.
4 Comentarios
Qué pedazo de panecillos te has marcado. Creo que has mejorado con creces la propuesta que te hice. Lo de la infusión de tomillo es espectacular. Yo creía que a la masa le añadían cáscara de limón confitado y tomillo seco, pero lo de la infusión es total.
ResponderEliminarHaré tu pan y hablaré con conocimiento de causa.
Un abrazo.
Gracias Alejandro, al final opte por hacer una infusión con el tomillo porque creo que así se nota mas su sabor, aunque también se podría hacer simplemente añadiendo tomillo a la masa. El tomillo seco preferí espolvorearlo por encima del pan antes de meterlo en el horno porque estos panecillos se hacen muy rápido y aguanta bien sin quemarse.
ResponderEliminarEn cuanto a la cata, me gustaron mucho, aunque como apunte para la próxima vez diría que se le podría añadir mas tomillo porque el aroma del limón se nota mucho y el del tomillo se nota menos, pero vamos que eso va a gustos.
Un abrazo.
No sé qué daría por poder probar estos panecillos. Me he quedado colgada en la infusión de tomillo que me parece sencillamente genial. Saludos.
ResponderEliminarGracias Pilar, lo cierto es que estaban deliciosos y son bastante sencillos de hacer, te animo a que los pruebes, seguro que te encantaran.
EliminarUn saludo.